El 574 de New Balance es una silueta severamente subestimada. A menudo eclipsado por sus homólogos 990, 1500 y 327 (por nombrar algunos), se puede decir que el 574 es víctima de su propia belleza minimalista.
Derivado de cualquier característica de alta tecnología, materiales innovadores o credenciales listas para la pasarela, el 574 es un calzado deportivo que es exactamente lo que promete ser: un calzado práctico para todos los días.
Mientras que otras siluetas han sido el foco de colaboraciones extravagantes o muy buscadas con algunos de los nombres más importantes de las zapatillas, el 574 permanece prácticamente intacto, aparte de las conexiones modestas con BEAMS, Miu Miu y STAUD.

El 574 de New Balance es una silueta severamente subestimada. A menudo eclipsado por sus homólogos 990, 1500 y 327 (por nombrar algunos), se puede decir que el 574 es víctima de su propia belleza minimalista.
Derivado de cualquier característica de alta tecnología, materiales innovadores o credenciales listas para la pasarela, el 574 es un calzado deportivo que es exactamente lo que promete ser: un calzado práctico para todos los días.
Mientras que otras siluetas han sido el foco de colaboraciones extravagantes o muy buscadas con algunos de los nombres más importantes de las zapatillas, el 574 permanece prácticamente intacto, aparte de las conexiones modestas con BEAMS, Miu Miu y STAUD.

Para New Balance, esta colaboración llega la misma semana que el lanzamiento de su nuevo paquete 990 “Moonbeam With Macadamia Nut” cortesía de Teddy Santis, y la presentación oficial de su último vínculo con Stone Island. No hay descanso para los malvados, ¿verdad?